Los pacientes o personas dependientes se caracterizan por presentar ciertas limitaciones a la hora de realizar actividades de su día día como pueden ser:
Vestirse
Asearse
Preparar la comida
Hacer la compra
Ir al médico
Cuando hablamos de lo que significa ser dependiente tenemos que comprender que la dimensión es más profunda de lo que parece a simple vista. En muchas ocasiones, una limitación física viene acompañada de algún problema psicológico o deterioro cognitivo de algún tipo, por lo que no podemos hablar de la ayuda integral a esta o aquella persona sin antes examinar absolutamente todo lo que implica y determina esa situación de dependencia.
Sabemos que una de las cosas que más influye en la mejoría de este tipo de paciente es la relación que establezca con los auxiliares o cuidadores que le estén atendiendo. En este sentido, una buena comunicación e interacción garantiza casi siempre una mejoría automática en el estado de ánimo de la persona dependiente, le ayuda a reforzar la confianza en que sí se puede y le da un motivo más por el que pensar en positivo.
Por otra parte, es natural que las familias de las personas dependientes también se vean afectadas por una situación que llega tarde o temprano en la vida de todo ser humano: el deterioro de la salud de un familiar o ser querido.
Esto no debe de enfocarse como algo negativo o extraño sino más bien como un ejercicio de superación, de positivismo y de mirar hacia adelante.
Es muy importante tener una mano profesional que nos ayude en los momentos más difíciles. Es aquí donde entran los auxiliares o cuidadores: movilizaciones, aseos, rehabilitaciones, motivación, compañía, conversación. Cuidar de un paciente es implicarse en todos los ámbitos que se requieran, solo así se consigue una atención y dedicación plenas, y por tanto, se logrará un avance significativo tanto en la persona afectada como en sus familias.
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