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El verano y la tercera edad



Al llegar el verano nos encontramos con las altas temperaturas, los niños, las personas enfermas, las dependientes y las personas mayores son los grupos vulnerables a la hora de sufrir un golpe de calor. Haremos hincapié en es este último conjunto de personas por ser las que más riesgo corren. La sensación reducida de calor es típica de estas edades y por tanto suele ocurrir que se protegen menos del calor.


Esto hace que las advertencias y las recomendaciones para refugiarse de las altas temperaturas sean de gran importancia.


Primitivo Ramos, secretario general de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), explica que el hecho de ser más vulnerables se debe a varios factores: “a las disfunciones de su sistema termorregulador que les confiere una menor percepción de los cambios de temperatura, reaccionan más tardíamente ante ellos y su respuesta, por tanto, es menor ante los efectos adversos de los cambios térmicos”.


Además de lo anterior, este colectivo presenta un riesgo añadido de deshidratación al no ser conscientes de que están perdiendo líquidos por la sudoración y por evaporación. Tienen una menor percepción de la sensación de sed, apareciendo ésta de forma tardía y presentan una menor capacidad para ingerir líquidos. Otro factor es la presencia de enfermedades, “especialmente cuando confluyen varias asociadas (pluripatología) y la consiguiente toma de varios medicamentos para el control de las mismas (polimedicación)”, apunta Ramos.


Por lo tanto, desde Cuidafam también insistimos en la importancia de vigilar a nuestros mayores de cerca teniendo en cuenta la época del año en la que estamos. Es crucial vigilar la ingesta de líquidos, las horas de exposición al sol y asi como los cambios en la piel. Todo ello contribuirá a una vigilancia integral y una prevención necesaria en esta estación del año.

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